martes, 20 de septiembre de 2011

LOS MISTERIOS DE NUESTRA VIDA TERRENAL

LOS MISTERIOS DE NUESTRA VIDA TERRENAL

A MODO DE RECOPILACIÓN Y RESUMEN

Se me hace una obligación comentarles que aquel maravilloso y casi inenarrable sueño por su desarrollo agridulce debido a lo manifestado por mi espíritu en el transcurso de aquel particular sueño al desprenderse de mi cuerpo para volar hacia los inconmensurables e infinitos cielos donde las maravillas celestiales se matizaban con bellezas inimaginables y algarabías, y luego un dolor espiritual que quizás las palabras de los seres humanos en este mundo no las pueden expresar, por no existir por ser manifestaciones solo de los elementos figurados de los espíritus que emergen de nuestras almas como verdaderas acciones supraterrenales.

Así fue como a raíz de una invitación de uno de mis mejores amigos, Carlos Bertolotti, para agasajarme me invitó en el transcurso de aquel sueño a un lugar especial, como pretendiendo brindarme lo mejor, luego en centésimas de segundos nos encontrábamos vestidos porque éramos más de dos con trajes y atuendos especiales de colores y telas inexplicables por su belleza, majestuosas, por ser exteriorizaciones espirituales; y de repente se nos presentó un carruaje para conducirnos al lugar elegido por el amigo, con ornamentaciones majestuosas con atuendos difíciles de explicar, por su belleza y colorido, y en un entorno interestelar deslumbrante. Así fue como comenzó el maravilloso viaje, que lo he tratado de explicar como exteriorizaciones de mi alma a través de mi espíritu, que seguro estoy lo visto y oído no son cosas de este mundo y mucho menos, los aullidos y trinares de los pájaros y animales que hacían de la música sonidos celestiales, los animales de coloridos especiales, al igual que los plumajes, con refracciones de luces que le daban una majestuosidad inimaginada, los feroces con los que le habían servido de alimentación en una convivencia armoniosa, felices que de ellos les salían actitudes de acompañamiento de mi espíritu como pretendiendo marcarnos el camino hacia el lugar de aquel verdadero glamour.

Las palomas de todas las razas y tamaños, que seguían a las blancas palomas mensajeras que nos marcaban a través de sus perfeccionadas ondas hertzianas, el camino elegido por el amigo y con el carruaje tirado por caballos briosos impecables, unos blancos otros negros que por apresurados por los tiempos espirituales, pretendían llegar al lugar encomendado.

Así fue como llegamos a una casona majestuosa, maravillosa, por su belleza, coloridos, formas, con luces de millones de colores que se movían incesantemente, que hacían de los asistentes una presencia por su vestimenta y atuendos insospechados por la mente humana; que eran sin lugar a dudas productos de dones espirituales solo de sus dominios y exteriorizaciones.

Si bien el sueño se transformó en un dolor espiritual, agridulce, al despertar, como lo explicamos en el relato todo era producto por el temor de haberme desencontrado en el transcurso del sueño con el amigo y colaborador, tal vez por la extrañable amistad que nos unía igual que con sus familiares, con una mancomunión de ideales y valores, justo en los momentos de una conjunción armoniosa de fechas por ser un día 2, del mes 2 y del año 2000, y no lo sé si ese sueño comenzó a las 2 de la mañana, y seguro estoy por ser actos espirituales fugaces propios de los sueños tal vez habría durado dos décimas de segundo, u otros parámetros para medir los tiempos de los actos espirituales y su proyección en el futuro.

Al pretender regresar a Santa María de Punilla donde residía el amigo, lugar de redención por los padecimientos de los que sufrían de la enfermedad de Tuberculosis, que le sirvió a Bertolotti para depurar su alma, al vivir con el dolor corporal y espiritual de aquellos enfermos, que la mayoría eran arrancados de sus hogares para allí en Santa María con el tiempo, concluir su vida. Es así que al preguntar a algún personaje en aquel sueño, para llegar a esa localidad desde aquel lejano glamour, me equivocaban de camino, luego me dirigía a otros personajes o seres espirituales que también su presencia era majestuosa, ellos también me equivocaban en el camino como lo he relatado en mi trabajo.

Lo confieso, nunca he leído temas referidos a las Ciencias Ufológicas, que estudian los OVNIs, sólo he sentido comentarios sobre estos fenómenos estelares que algunos nos manifiestan; para mí el sueño se debió a la creencia teológica que apuntalan mi espíritu, la que me llevó a revivir hasta el calvario de Jesús, como si yo hubiera estado presenciando su sepultura, y también su manto tinto en sudor y sangre en su sudario. Es evidente que existen hechos difíciles de expresar en los seres humanos, pero ya el filósofo Eiden al explicarnos el Eidetismo, nos manifestaban que estos fenómenos de los sueños son verdaderos claros vividos, como recogniciones de los engramas cerebrales que se euforizan a través de los sueños, o en momentos especiales, como avisándonos de los acontecimientos cercanos, como los casos narrados en el cuento de los que luego padecen el Mal de Alzheimer, que son manifestaciones espirituales que emergen del infraconscientes, pasando por el subconsciente, consciente y llegar al supraconsciente, que se permite ser testimoniado todos los hechos revividos de las existencias de los humanos en sus pasos transcurridos.

Tal vez en pleno raciocinio y meditación nos permitan a los seres racionales, conocer la verdad del porqué la existencia en este mundo, y que el paso fugaz nos sirva para depurar nuestras almas, en esta maravillosa parte del mundo terrenal, como verdadero lugar de depuración en nuestra evolución, que se extenderá luego al infinito, es por ello lo difícil de explicar, los acontecimientos después de la muerte corporal, que me hacen convencer que la vida continúa hasta alcanzar la altura del Creador de nuestra existencia, por habernos hecho a imagen y semejanza de su majestad.

Me pregunto, ¿no habría sido este sueño un regalo privilegiado de Dios por merecimientos o simplemente para la reflexión por haberme puesto en valor por mis errores o merecimientos donde la balanza de la evolución espiritual se inclinó hacia lo conquistado en este mundo.

Como palabras finales, y también sucintamente en forma restringida, quiero acercarles esta reflexión, que dice así: No debemos olvidar que la esperanza es un don especial, que moviliza al espíritu y cuando muere la esperanza, muere la vida, porque son palabras que merecen vivir y fortalecerse día a día, y a cada instante. Es por ello que el odontólogo debe acrecentar sus esperanzas, para poder cumplir con su verdadera y sagrada misión.

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